martes, 5 de julio de 2022

 

El Encanto de los Chorros de Cura

 

“Mauricio soy tu poeta lo digo con mucho agrado

 quiero resaltar tu historia más de lo que se ha hablado

y que tu leyenda sea una de las más contadas

 y sea una obligación que en la cultura quedara

 para siempre como un hecho que por aquí se suscitara

 de un hombre que se encantó sin que el mismo lo pensara

 que un amor lo llevaría como agua en tapara

 y se quedara por siempre en la montaña encantada”

 

Francisco Cádiz

 


 

Los Chorros de Cura es la segunda caída de agua más grande de nuestro país y la onceava del mundo. Es uno de los parajes turísticos más hermosos de nuestro municipio San Casimiro. Pero este paradisíaco y enigmático lugar esconde una ancestral leyenda. Se trata del encanto de Mauricio. El Legendario Mauricio es el dueño y señor de la zona, gobierna sobre el agua y los animales: protege la flora y los frutos. Quien se adentra en el espeso y virginal bosque que circunda a los Chorros de Cura debe hacerlo en total comunión con la naturaleza y todo aquel que ose irrespetar sus dominios es víctima de su reprimenda de distintas formas.
    Se dice que Mauricio fue un joven que vivía en Ocumare del Tuy que se caracterizaba por su elegancia y un profundo amor a la naturaleza. Un día nuestro personaje encontró su misión al ser encantado por una hermosísima mujer que lo llevó hasta el fondo de un pozo donde tiene su reino misterioso. Allí la enigmática hembra le encomendó la misión de regresar al mundo de los humanos para  ser la deidad protectora de la flora y la fauna. Regresó a la vida terrenal y como indica el cronista Juan de Dios Sánchez:
  Tomó del pueblo su alegría y su música; adquirió de los dioses su poder y su simple sentido de la justicia”, y más adelante nos indica que “su sombra tutelar capaz de hacer llover sobre los campos en llamas o de llevar paz a un animal herido o de castigar a los que depredan las riquezas del suelo”.
    Es el encanto más nombrado en toda la zona que conforman las montañas fronterizas entre Miranda y Aragua y es digno de respeto de los campesinos que la habitan. Mauricio, como todo ser mágico, está en todas partes, para los habitantes de Ocumare vive en la cueva que lleva su nombre y para los campesinos de Los Manires y Buena Vista; así como de las montañas de Agua Amarilla y Golfo Triste habita todos esos dominios. Siendo poseedor de un castillo mágico cerca de una laguna.
Los habitantes de Los Manires cuentan que cuando Mauricio se molesta por alguna razón hace crecer el río Cura y arrasa con todo lo que tenga a su paso. Una vez se ha calmado su ira vuelve a su refugio en la montaña; dejando, en su regreso, múltiples huellas en la tierra blanda que dejó el río tras la creciente.

EL CASTILLO DE MAURICIO



    No todos los seres humanos pueden entrar en el mundo mágico donde habita el maravilloso encanto de Mauricio. Son muy pocos los que han tenido ese privilegio pues se tiene que ser poseedor de ciertos dones y valores especiales que no todo mortal suele tener. El infranqueable castillo y  refugio de Mauricio, solo puede ser avistado, en primer lugar, por quien no lo ande buscando y no esté interesado en encontrarlo. Pues el propio encanto es el que escoge quien es merecedor de ese honor. Debe ser una persona desinteresada y humilde, pura de corazón y limpia de cualquier sentimiento de maldad o ambición.
           Como indicamos con anterioridad: Mauricio es la deidad encargada de proteger a la fauna, la flora y la naturaleza. Por tal razón pueden ver y entrar a sus dominios solo los que aman de corazón el entorno natural que les rodea y viven en perfecta comunión con el agua, los animales y las plantas.
    Muchos campesinos de la zona afirman que sus abuelos lograron divisar el castillo y otros aseguran que sus antepasados estuvieron allí y les describieron la mágica aventura. Todos coinciden que se trata de un encantador lugar situado en medio de un lago cristalino detrás de la montaña y solo se puede acceder a él por medio de una canoa. En todos esos campos se cuenta que los privilegiados que han logrado entrar al castillo de Mauricio han salido de allí convertidos en mejores personas, ricos en conocimientos, así como todas sus metas y aspiraciones han sido cumplidas.

LA LEYENDA DE CARMEN



    Cerca de los Chorros de Cura está situada una hacienda que, en época de la bonanza cafetera,  era una de las más productivas de la zona. Se trataba de un lugar con grandes cultivos de café debajo de grandes bucares y matas de cambur. Era  un lugar de bellezas exuberantes.
    Como era costumbre todos los años, en la época de cosecha, llegaban jornaleros de otros campos cercanos para trabajar en la recolección del fruto de café.  Cuenta la vieja leyenda que un año llegó un jornalero que se distinguía de los demás, era de muy buenos modales, de cabello castaño y grandes ojos azules, nadie sabía nada de él puesto que era callado y no se comunicaba o compartía con nadie. Incluso se preparaba su propia comida y, misteriosamente, en los momentos de descanso desaparecía sin dejar rastro.
            Hasta que llegó la joven hija del dueño de la hacienda y quedó encantada por el nuevo y enigmático jornalero, cruzó varias veces palabra con él quien la envolvió en su misteriosa personalidad tan distinta a la de los demás peones.
            Refieren  los viejos, que una mañana llegó a los oídos del padre el embeleso que la hija tenía con el jornalero de ojos azules.  Y estuvo dispuesto a acabar con la relación que recién comenzaba. Pero ya la joven había sido envuelta para siempre en la magia de aquel ser venido de otros mundos.
            El padre salió en búsqueda de la hija y unos obreros le dijeron que la habían visto caminar rumbo a la cascada en compañía de una de las niñas de la cocinera. Cuando el celoso padre llegó a la cascada pudo observar a la pequeña jugando. Preocupado le preguntó con quién jugaba y donde estaba su hija Carmen.  Fue entonces cuando la niña le respondió que Carmen se había ido monte adentro con un señor de ojos azules llamado Mauricio y ella estaba jugando con muchos niños que al escucharlo se asustaron y regresaron al agua.
            Cuenta la leyenda que Carmen se marchó para siempre con Mauricio y en su honor uno de los chorros de Cura  lleva su nombre.




Agradecimiento: A la profesora Luisana Piñero, la señora Lila Espinoza y todos los habitantes de Los Manires y Buena Vista por su colaboración para la elaboración de esta crónica dedicada a las maravillosas leyendas que habitan en los Chorros de Cura.




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