viernes, 28 de octubre de 2016

El entierro de Don Alfredo o nade comadre que se la lleva el río

“ La muerte de don Alfredo un comentario causó
                    cuando iba pasando el puente el mismo se derrumbó
y fue tan grande el sonido
que hasta el trapiche sufrió”

Rupertico




            Un acontecimiento que aún causa comentarios resultó ser el entierro de Don Alfredo Manzo. Justo cuando el entierro iba pasando por el viejo puente colgante sobre el río Zuata éste se vino abajo y gran cantidad de los asistentes incluidos los familiares y el féretro fueron a dar a las aguas del río que la noche anterior había echado una de sus legendarias crecidas. Señoras y señoritas salían de la corriente con los vestidos negros emparamados ayudadas por los caballeros cuyos blancos liquiliquis se habían teñido de terroso color. Eleazar Casado que había preparado unas palabras lamentaba la pérdida del texto entre las aguas mientras trataba de quitarse el fango de los zapatos y mi abuelo Antonio no pudo recuperar su acostumbrado sombrero mientras que su hijo Carlos junto con otras personas trataba de recuperar el féretro que flotaba río abajo.

            Una señora gorda que milagrosamente se había agarrado de unas ramas de bambú gritaba desesperada pidiendo ayuda mientras que uno de los borrachitos del pueblo flotando agarrado de una de las tablas del puente le gritaba: ¡Nade comadre que se la lleva el río!  

            Pasada la emergencia y logrado rescatar el féretro, el emparamado cortejo continuó rumbo al cementerio Las Palmas. Don Eleazar Casado improvisó sus palabras referentes a las bondades del difunto y su obra en pro del desarrollo del municipio. Simultáneamente un trapiche, propiedad del fallecido, sufrió la caída de sus muros, según los testigos, producto de la descarga eléctrica de un rayo.

            Estos hechos, la caída de puente y trapiche a la vez, fueron la causa de muchos comentarios: unos decían que era castigo divino porque el emprendedor sancasimireño, dueño del acueducto, cobraba el servicio de agua domiciliaria, otros decían que las guayas del puente habían sido limadas por algunos jóvenes de aquella época.

 Concluido el sepelio y regada la noticia  por todas partes, un borracho del pueblo apodado Rupertico se encontraba en la esquina del Almendrón recitando los versos que anteceden a esta crónica cuando la siempre traviesa tía Lesbia, que contaba con menos de diez años, los grabó de inmediato en su memoria y no había terminado de recitarlos en el zaguán de la casa de los Marrero cuando mi abuela María Guillén, severa como siempre, le cruzó las piernas con un mandador para que no anduviera repitiendo lo que escuchaba en la calle.


Un entierro cruzando el famoso puente que llevaba al cementerio (Foto Augusto Nieves)



Hermosas Jóvenes a orillas del río Zuata, al fondo el puente colgante (Foto Augusto Nieves) 


 Jóvenes sobre el puente Colgante (Foto Augusto Nieves)









2 comentarios:

  1. FABULOSA HISTORIA Y RESEÑA DEL VIEJO PUENTE.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por sus comentarios favorables a esta página y a nuestro humilde trabajo

      Eliminar