martes, 1 de abril de 2014

Esa ñema no llega a ningún sitio


“Tiempo que se va, no vuelve,
y si vuelve no lo quiero,
porque los tiempos de ahora
no son como los primeros”
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            Mi tío Cándido Tovar fue un    personaje   prolífico   en anécdotas, pueblerino y sencillo. Era fecundo a la hora de narrar sus aventuras   por   los   campos sancasimireños en tiempos de cosecha cafetera o cuando andaba de   cacería.   Justamente   se encontraba cazando por los lados de Gamelotal y luego de pasar toda la noche por aquellos montes, con la única compañía de sus perros de grandes orejas, no había logrado obtener ni siquiera una lapa y no pudo ver a un venado cruzarse ante su escopeta. Con el amanecer y muerto de hambre llegó al rancho de una vieja conocida. Luego de saludarla cordialmente advirtió que sobre el fogón pendía una larga cuenta de hallaquitas envueltas en hojas de maíz. Como era de imaginar la amiga le ofreció desayuno y lo invitó a pasar a la mesa del rustico comedor mientras cocinaba. Al poco tiempo la mujer llegó con la cuenta de hallaquitas y un huevo frito sobre un plato de peltre_ Esa ñemita no me llega a ningún sitio_ Pensaba mi tío Cándido cuando la mujer le dijo:

_ Tome, Cándido. Cómase este huevito y el pan que le alcance con él.

            Aquel huevo no se terminó hasta que mi tío Cándido no calmó el hambre comiéndose toda la cuenta de hallaquitas.







                                                                                                                     FOTO: JOSE DOMINGO HERNANDEZ


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