Esa ñema no llega a ningún sitio
Mi tío Cándido Tovar fue un personaje
prolífico en anécdotas,
pueblerino y sencillo. Era fecundo a la hora de narrar sus aventuras por
los campos sancasimireños en
tiempos de cosecha cafetera o cuando andaba de
cacería. Justamente se encontraba cazando por los lados de
Gamelotal y luego de pasar toda la noche por aquellos montes, con la única
compañía de sus perros de grandes orejas, no había logrado obtener ni siquiera
una lapa y no pudo ver a un venado cruzarse ante su escopeta. Con el amanecer y
muerto de hambre llegó al rancho de una vieja conocida. Luego de saludarla
cordialmente advirtió que sobre el fogón pendía una larga cuenta de hallaquitas
envueltas en hojas de maíz. Como era de imaginar la amiga le ofreció desayuno y
lo invitó a pasar a la mesa del rustico comedor mientras cocinaba. Al poco
tiempo la mujer llegó con la cuenta de hallaquitas y un huevo frito sobre un
plato de peltre_ Esa ñemita no me llega a ningún sitio_ Pensaba mi tío Cándido
cuando la mujer le dijo:
_ Tome, Cándido. Cómase este huevito y el
pan que le alcance con él.
Aquel huevo no se terminó hasta que mi
tío Cándido no calmó el hambre comiéndose toda la cuenta de hallaquitas.
Como decia pedro rimales pan pal huevo y huevo pal pan
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