lunes, 11 de marzo de 2013


Manuel, el del agua.


“Por allí me veo soñador
viendo pasar mis recuerdos
y los recuerdos de otros
que se quedaron en mi”

José Domingo Fuentes
   
            El  25 de julio de 2002 falleció Manuel  Antonio Acosta.  Qué sancasimireño     de     nuestra generación y las anteriores no conoció a Manuel Acosta o “Manuel el del agua”  como lo conocimos. Se marchó con su equipaje de anécdotas sobre el primer acueducto. Aquel acueducto de Toronquey que fue idea de Don Alfredo Manzo por allá en 1927 y del cual nuestro personaje era plomero y recaudador de la pequeña suma que se cobraba a los beneficiarios del servicio.
            La toma fue construida en la quebrada de Toronquey cuyas aguas cristalinas nacen en la montaña de Samaría y se vienen serpenteando cerro abajo hasta su encuentro con el río Zuata. Desde allí venía el agua hasta el tanque construido para su almacenamiento en el pequeño cerro donde antes estuvo la iglesia vieja y hoy es el final de la calle El Parque muy cerca de la plaza Bolívar. Luego partía la red de tuberías hasta las casas de unos agradecidos sancasimireños por aquella empresa progresista para el pueblo.
            Para el año 1943 el ejecutivo de estado Aragua adquiere la posesión Toronquey y dona los terrenos al municipio pasando el acueducto a manos de la municipalidad. Ocho años más tarde construyen una toma a más altura y en la década de 1960 anexan una aducción de la quebrada de Guambra. Y todo esto con Manuel Acosta como testigo.
    
            Se nos fue Manuel con su eterna jovialidad, sus recuerdos de cuando era cantante de la agrupación bailable Padre Claret conformado entre otros por Augusto Ascanio, Perucho Vargas y Rafael Jesús Pérez. Con aquel grupo se cansaron de dar serenatas y animar bailes por Camatagua, Cúa, Ocumare y todos estos pueblos vecinos, además eran la atracción principal en recordados clubes como El Tropiezo y Los Mangos donde cobraban la cantidad de sesenta bolívares por baile.
            Diariamente pasaba frente a mí, de Los Pocitos a La Bandera; erguido con sus años acuestas y   me saludaba con el cariño de quien me vio crecer y con el mismo afecto con que   trataba   a   todos   los sancasimireños. Donde esté Manuel el del agua  seguro que se encuentra con Pancho Hurtado, el Cartero y José Castillo el de CADAFE formando un trío de ejemplares servidores públicos de los que hacen falta en el San Casimiro de hoy.














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