sábado, 31 de julio de 2021

 

DON RAFAEL ACEVEDO

Don Rafael ejecutando el arpa
 

Es uno de nuestros inmortales patrimonios artísticos y culturales. Hijo de Encarnación Acevedo y Natalio Rodríguez. Nació el 29 de marzo de 1914 en una hacienda cafetera llamada Las tres Marías; ubicada, según relata nuestro cronista Salvador Rodríguez, entre Chimborazo y El Negro.


            Nos sigue relatando el cronista que, En 1924, cuando apenas contaba los diez años, mueren sus padres y que luego de la muerte de sus progenitores no queda sólo, pues Viene a vivir a la calle Monagas de San Casimiro con sus padrinos Miguel Villalba y doña Celsa Tovar de Villalba.

 

Fue con Don Miguel que aprende las primeras letras y el oficio que marcaría su vida como artesano, ejecutante y constructor de instrumentos musicales. Específicamente la elaboración de arpas, aprendiendo su ejecución gracias a Don Miguel Zamora y observando a los hermanos Macario y Gonzalo López.


Don Rafael a caballo

 

A medida que su fama como ejecutante del arpa y carpintero iba creciendo también ascendía su popularidad como excelente jinete y coleador.  Además de tener el don de ensalmar a quienes necesitaran de sus rezos y servicios. Nos refiere Salvador Rodríguez que “cosiendo un retazo de telita limpia que punteaba con una aguja e hilo recitando una oración secreta” 

 


Al lado de doña   María Lourdes Hernández, este ilustre sancasimireño, comenzó la dinastía de los Acevedo que ha dado frutos tales como:

 Cándido, Cantante de joropo central y carpintero;

Oswaldo arpista de joropo central,

Fileno cantante de joropo central y llanero así como excelente bailador.

Seguimos con Rafael Jesús “Chucho” Acevedo arpista de trayectoria y fama nacional,

así como Ali bajista y coleador...

Josefina “la negra”, cantante y Cuatrista.

 

 Esta estirpe continúa con los nietos:

 Joseito carpintero y coleador. 

Yosmar, Edgar, Fredy y Alexander coleadores.

Douglas, maraquero,

Marilyn bajista y Yulmary cantante;

además de Mirla y Desiree ejecutantes de las maracas.

Y por si fuera poco el reconocido docente y arpista Chelo Acevedo.

Esta afamada dinastía de músicos, artesanos y coleadores ya va por la tercera generación pues el pequeño Santiago ya ejecuta las maracas y se está iniciando en el instrumento mayor de nuestra música criolla.

Este ilustre coterráneo se hizo merecedor durante toda su vida de los reconocimientos de instituciones públicas y privadas, tanto dentro como fuera de su municipio San Casimiro y uno de los salones de nuestra Casa de la Cultura lleva su nombre.

 

 Don Rafael Acevedo Murió el 28 de agosto de 1987, Satisfecho de haber sido el árbol que dio fruto a una estirpe que ha puesto en alto el gentilicio sancasimireño.

 

Fileno Acevedo (Q.E.P.D)en el cuatro y Jesús "Chucho" Acevedo en el arpa

Prof. Eddy Hernández (Chelo Acevedo)



Santiago y Oriana   (bisnietos de Don Rafael Acevedo)




fotos tomadas del Facebook de José Domingo Hernández y de Chelo Avevedo 

 


 

 

viernes, 23 de julio de 2021

 

LA CALLE DE LA CHANCLETA


FINAL DE LA CALLE MONAGAS

Va desde la Miranda a la Placita y ha sido testigo de idas y venidas, de marchas y contramarchas. Es el camino habitual de los difuntos hasta el cementerio y es, hoy en día, una de las calles cuyas casas, mayoritariamente, conservan la arquitectura de nuestro viejo pueblo.

            No siempre la calle Monagas llevó tan patriótico nombre pues anteriormente, como a todas las calles y esquinas de pueblo, le pasaron sucesivamente nombres populares o asignados debido a alguno de sus habitantes celebres.

Es así como la encontramos en la historia llamándose “calle Las Flores” quizás por sus jardines floridos o por la abundancia de hermosas señoritas que adornaban las coloniales ventanas.

 Luego tuvo un nombre menos sublime y más humorístico pues pasó a tener el rimbombante calificativo de “calle de La Chancleta” debido a que, según cuenta Don Eleazar Casado,   vivía por esos lados una anciana llamada Marcelina que usaba sus gastadas alpargatas como chancletas

            Más tarde se le conoció popularmente como la “calle de la botica” debido una farmacia de una ancestral tradición que nos remonta al tiempo en que se llamaba Botica San Casimiro y era regentada por su fundador el doctor Vicente De Milita. , la misma pasó a ser propiedad de Don Guillermo Schwartz quien la atendía junto a su hijo Pablo. Pasando después a ser la Botica Sor Teresita de Don Augusto Vilera. Nos relata Lucas Guillermo Castillo Lara que esa botica siempre fue lugar de tertulias y de información de los aconteceres del pueblo y las noticias que llegaban de otros lugares.  . Además de la botica San Casimiro el doctor D`Milita era dueño de una gallera ubicada en la misma calle.          

                   Más adelante está el Colegio “La Cocuiza” una de las casas antiguas más hermosas de nuestro pueblo. Pero no siempre fue colegio, es más, ese destino es relativamente reciente. Por muchos años fue la Escuela de Artes y Oficios Pedro Rafael Buznego Martínez. Anteriormente tenía una fuente en el patio central con un león de bronce que en otras épocas escupía agua. En aquella vieja casona se tejía y aún corren de boca en boca las leyendas de los fantasmas que la habitan: se habla de una hermosa catira que se pasea por los viejos salones, otros dicen que se escuchan llantos de niños en las noches y que varias veces en la antigua escuela de artes se escuchaba como caían estrepitosamente las vitrinas y utensilios de cocina y al acudir a observar qué sucedía se encontraban con que todo estaba perfecta e impecablemente tal como lo habían ordenado.

Se afirma que todo se debe a que esta casa fue sede de una maternidad y allí murieron niños recién nacidos y una que otra mujer pariendo cuyos espíritus vagan por la añeja casona. Allí ejercieron de médicos eminentes galenos como los doctores Vaamonde, Merchán, Mele, Arcella, Visconti, Bárbara de la Torre y Nieves a quien se le debe la instalación de dicho centro materno.


PUBLICIDAD DE LA BOTICA SAN CASIMIRO

            Por los lados de la calle Monagas también estuvo la famosa y recordada Planta de Salazar, justo donde hoy está el estacionamiento de la funeraria. Fue este emprendedor empresario el que trajo la luz eléctrica al pueblo antes de la llegada de CADAFE. Por allá por 1928, el incansable Salazar, montó su planta eléctrica cuyas calderas eran alimentadas con leña. En las viejas ruinas de la famosa planta el profesor Alirio Nieves y su hermano Antonio dejaban volar la imaginación convirtiendo las chimeneas de metal en aviones de guerra que pasaban horas enteras pilotando y de cuyo interior salían todos llenos del hollín acumulado durante años.  Este empresario también fue el precursor de primer cine de nuestro pueblo donde se exhibían películas mudas para el asombro y la diversión de la concurrencia.

            También estuvo la oficina comercial de la CANTV cuando las encargadas eran la señora Rosa de Castro y Graciela Requena como operadora. Estuvo ubicado el Grupo Escolar Francisco Iznardy en la casa de la familia Castro Morales. El banco Agrícola y Pecuario, el registro Subalterno y el Juzgado del Distrito. También se ubicaron en dicha calle por mucho tiempo.

            Familias de gran historia y arraigo en la comunidad como los Vilera, Castrillo, D´Milita, Villalba, Tovar, Pereida, Aular, Castro, Páez, Nieves, Pacheco y Fuentes, entre otras, han pasado por la calle Monagas que en lejanos tiempos fue llamada la calle de la chancleta y la calle de las flores.    

miércoles, 21 de julio de 2021

 

¡Llegaron los Hermanos Belisario!

 

              Ese grito de júbilo se escuchaba en todo el pueblo pues era signo de la alegría por el regreso de los coterráneos que habían hecho fama en Maracay y Caracas, se habían convertido en prestigiosos músicos y pioneros de las orquestas bailables de Venezuela. La presencia de los Belisario era sinónimo de que el baile de gala en ocasión de las fiestas patronales iba a estar muy bueno.

            Los bailes de gala, así llamado al festejo principal, eran el acontecimiento del 4 de marzo, allí acudía lo más granado de la sociedad sancasimireña.  Se realizaban en el famoso y recordado Gran Hotel, el centenario edificio que hoy ocupa la Alcaldía del municipio San Casimiro.

Los Hermanos Belisario eran: Pedro (percusionista), Arnaldo (bajista), Pancho (trombonista) y Rafael (trompetista); siempre se rodearon de excelentes músicos y cantantes entre ellos recordamos a Francisco Villasana y Pedro Paiva quienes participaron en los tiempos iníciales de la orquesta.

 Para el año 1945 se establecen en Caracas e incorporan otras voces como las del dominicano Juan Polanco, Enrique Villasana, el popular Goajiro González y la voz del negro Víctor Piñero con la cual se consagra mucho más la orquesta con las presentaciones diarias a través de Radio Tropical, emisora donde la orquesta tenía su propio espacio todos los días a las 8:30 de la noche.

Ya para 1949 esta orquesta se encontraba entre las más solicitadas de Caracas, y fue reclutada por Herman Díaz, productor de la RCA Víctor para América Latina, con el fin de realizar sus primeras grabaciones Las guarachas Río, La YaguaMercedes y Déjame Miguel, quedarían como testimonio de la voz fresca y lozana de Piñero.

La Orquesta de Los Hermanos Belisario se mantuvo firme como una de las mejores orquestas de baile en Caracas hasta que por conflictos internos entre los hermanos la misma se disuelve comenzando la década del 50, y cada uno decide conformar su propia banda, es así como surgen: “Pancho Belisario y su orquesta”, “Arnaldo Belisario y su orquesta”, “Pedro J. Belisario y su orquesta”, mientras que Rafael se retira definitivamente de la música.

De todos los hermanos quien tuvo más suerte y pudo mantenerse activo unos cuantos años más con su orquesta fue precisamente PEDRO J. BELISARIO, quien se hizo acompañar de la voz del guarachero Víctor Piñero hasta el año 1957, periodo en el cual Piñero se vincula con la orquesta del colombiano Pacho Galán

Lo cierto es que la orquesta de Pedro J, Belisario se disuelve en 1961, hasta que en el año 1966 sale nuevamente al ruedo, buscan nuevamente la voz del cantante que más satisfacciones les brindó, el guarachero Víctor Piñero y al tiempo que incorporan también a una cantante que venía de un rotundo éxito con la Sonora Caracas Rogelia Medina la popular “Canelita”, con ambos cantantes graban un álbum que hoy en día se ha convertido en una joya musical, “Bésame Negro” se tituló aquel long play que fue el último que grabó el maestro Pedro J. Belisario.