Un
torero en la Plaza Los
Samanes
Se despertó con el sol calcinando sus ojos. Se
levantó del banco de la plaza sintiendo que su cabeza iba a explotar. Veía
figuras borrosas que parecían girar a su alrededor y unas voces surgidas de
ultratumba que le gritaban:
-
¡Ole!
-
¡
Bravo, matador!
-
¡
Tronco e’ faena, torero!
Escuchaba
los vítores y aplausos y por un momento se sintió El Diamante Negro saliendo en
hombros del Nuevo Circo de Caracas luego de cortar rabo y oreja. La inmensidad
de la resaca no le permitía reaccionar y el recalcitrante sol guariqueño le
impedía abrir del todo los ojos. Se puso
en marcha y comenzó a caminar desorientado por la avenida Bolívar de San Juan
de los Morros y tanto los aplausos como las risas aumentaban mientras él
caminaba sin rumbo fijo y sin saber en que lugar estaba. Hasta que un grito lo
despertó como un rayo y le hizo volver la conciencia:
-
¡Epa,
Girón!. ¡Anda a ponerte la cruz en la frente!
Nuestro
torero volvió en si y recordó que su nombre era Rafael Anato Sifontes que
participaba en una comparsa de toreros en los Carnavales Turísticos de San
Casimiro y parrandeando llegó hasta San Juan de los Morros lugar donde despertó
un miércoles de ceniza vestido de matador de toros en la Plaza Los Samanes.