sábado, 7 de marzo de 2015

A toda velocidad

Una   destartalada  camioneta Chevrolet Apache 1958 se desplazaba velozmente por la carretera rumbo a Valle Morín, En uno de los asientos traseros, Lalita (mi abuela)    trataba de sobreponerse al nerviosismo ante la peligrosidad de la polvorienta vía y la exagerada velocidad con que el chofer maniobraba la deteriorada unidad de transporte.
Lalita se dirigía a visitar a su hermana Josefina Marrero que vivía en Plan de Cagua, un acogedor caserío a medio camino  entre la carretera nacional y Valle  Morín. Entre frenazos en las curvas, los pasos de quebradas y uno que otro animal atravesado en el camino, Lalita comenzó a sentir que estallaría la aneurisma (*) en su cuello (diagnosticada en los años cuarenta y por la cual le fijaron una pronta y casi segura muerte, cosa que ocurrió tantos años después que por poco llega al siglo de vida) presa de los nervios y  sintiendo que el corazón  le brotaba por la boca comenzó a  gritar desesperada:

_ ¡La vena!,  i No corra, la vena! _ Repetía desesperada.

            Cuando por fin llegó a Plan de Cagua, Lalita pudo sobreponerse y bajar del veloz vehículo mientras el chofer visiblemente preocupado le preguntó:
_ Señora, ¿Se le botó la avena?

               Inmediatamente el nerviosismo cedió paso a las hilarantes carcajadas de Lalita ante la interrogante del confundido conductor.

(*) Tumor sanguíneo causado por la dilatación de una arteria.


Chevrolet Apache 1958