sábado, 5 de julio de 2014

EL ENCAPUCHAO




 

 

            La noticia se regó como pólvora por todo el pueblo. ¡Tengan cuidado que anda un hombre encapuchado que alumbra a las mujeres con una linterna por las ventanas! _ Decía un hombre indignado en la placita _ A una mujer en Toronquey se le apareció desnudito por la ventana, pero encapuchao _ Dijo otro_ La pobre tiene un ataque de nervios.

            Poco a poco se le iban sumando apariciones al encapuchao o el enfocador como lo llamaban otros y lo curioso es que cada cual tenía una descripción diferente del terrorífico personaje y aunque fuese difícil de creer era tanta la paranoia colectiva que se aparecía a las dos de la madrugada asustando a todas mujeres de Chupadero y casi simultáneamente estaba encandilando a las féminas de Pueblo Nuevo. En la Policía llovían las denuncias y las dos patrullitas Toyota no se daban abasto para tantos procedimientos. Incluso se dijo que era caso perdido denunciar porque el individuo era un policía alto y flaco con la cara como un queso que por aquella época entrenaba una brigada juvenil.

            Una muchacha de Curucutí no podía dormir por el calor y al abrir la ventana se encontró de frente con el hombre que la veía con unos ojos enrojecidos detrás de una capucha negra_¡Ese bicho es el diablo! _ Dijo en la bodega del Gallo Andrés_ Me entró un frío por las piernas y no pude ni gritar. A una Mujer en la Trampita y que la hipnotizó y luego la pasó por el filo. A este pueblo si que viene loco_ Concluyó.

            La fiebre por el misterioso encapuchado se fue como vino dejando un montón de anécdotas y hasta una canción navideña compuesta por Jaime Torrealba y sus parranderos de Boca del Negro, pero ningún hecho concreto. Únicamente la sentencia tajante de mi abuela que una mañana afirmó:

 

_ Se acabó la paz de este pueblo. Más nunca dormiremos con las ventanas abiertas.